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viernes, 1 de octubre de 2010

Qué nos pilla el toro!

http://modoexplicito.com/?p=73

"Articulo 6 - Espectáculos:

Se prohibe la utilización de animales vivos en espectáculos, peleas, fiestas y otras actividades que impliquen tortura, sufrimiento, crueldad o maltrato o hacerlos objeto de tratamientos antinaturales.

La realización de espectáculos taurinos quedará sometida a la permanente autorización administrativa. La Junta de Castilla y León en el plazo de un año regulará reglamentariamente dichos espectáculos."

la ley por tanto reconoce que son espectaculos en los que el animal sufre y no es tratado adecuadamente. Pero también reconoce su excepcionaidad. La propuesta popular en Cataluña pretende eliminar esta excepción (no así ninguan de las demás). Ninguno de los partidos del parlament excepto ciu y psoe.

Ahora, la solución parece ser apuntarse a la excepción cultural: el toreo es un arte.

martes, 28 de septiembre de 2010

#100

My top five:

1. Hace un años publiqué "Lanceros cylenses" y como si nada.
2. Porque no es oro todo lo que brilla:"Higienismo"
3. "Imagenes del miedo" sobre los carteles xenofobos, ahora también videos.
4. Cómo educar sobre la violencia en "Violojuegos"
5. Y decenas de esculturas polémicas, pero elijo una:"Sobre Cristos, Virgenes y Francos."

jueves, 2 de septiembre de 2010

Do not throw pets

Cuando Mr. Mann pensó "Aquí hay gato encerrado" no se imaginaba cual era la causa de ese peculiar y triste acontecimiento. Y no es el único ejemplo. Puede que haya quien no vea esto nada alarmante, que tan sólo por matar a un perro ya le llaman mataperros, pero cuanto más absurdas son las muestras de crueldad más incomprensible se vuelve nuestra propia naturaleza. Who is she?

domingo, 24 de enero de 2010

Harvey


"I took a course in art last winter. I learnt the difference between a fine oil painting, and a mechanical thing, like a photograph. The photograph shows only the reality. The painting shows not only the reality, but the dream behind it. It's our dreams, doctor, that carry us on. They separate us from the beasts. I wouldn't want to go on living if I thought it was all just eating, and sleeping, and taking my clothes off, I mean putting them on..."

martes, 5 de enero de 2010

Lanceros cylenses


Lanceros que apuntan en el corazón de CyLandia hacia los bravos cornudos. La villa más céntrica de la submeseta norte es conocida y reconocida por sus festejos taurinos, los Toros de Vega, muy a pesar de tratados, plazas y nobles.

Mientras unos defienden la costumbre por motivos históricos (500 años) y legales, la prohibición de las protestas animalistas por "el derecho a intimidad de nuestras fiestas patronales"(?) Y enfrente, otros acusan de cruel, vergonzosa, anacrónica e inhumana.
Pienso que la solución no pasa por prohibir, ya somos mayorcitos ¿no? En cambio, me repulsa dos cosas: la actual ley de protección animal hace una excepción con estos casos, cosa que me huele a chamusquina ¿No debería legislarse para la universalidad?
La otra idea que me indigna es que las instituciones públicas fomenten y divulguen a través de los medios falacias del tipo: es una costumbre (ad antiquitatem), es nuestra identidad (ad verecundiam) sería el fin de la cría del toro (ad consecuentiam) no es cruel (ad populum), y por último la peor, es cultura.

"El arte es representación, ficción, y por eso el toreo no es arte."cita

Como supuesto hecho cultural cabe preguntarse si un espectáculo violento es bello, o por el contrario, es abominable. A diferencia de los instintos naturales que nos son placenteros, la cultura pretende el cultivo de las virtudes humanas, es decir, de los buenos hábitos. Las autoridades públicas al menos debería velar por animar a sus votantes a obrar bien, sin mentirijillas ni medias tintas que encubran los vicios populares.

jueves, 29 de octubre de 2009

Wolfgang Laib

En otoño del 2008 el Museo Reina Sofía de Madrid exhibió la obra de Wolfgang Laib, en cuya exposición se mostraban entre zigurats de cera y cuencos de latón con arroz una obra que desde un principio capto mi atención. Sobre el suelo de la impoluta y lechosa galería, al final de la misma, ocupando por completo el suelo, una amplia mancha amarilla brillante. Tal mancha emanaba un olor familiar que no fui capaz de reconocer, seguramente porque tras años habitando un ambiente artificial y contaminado, Madrid, poco quedaba ya en mi memoria del agradable marea de polen entre la primavera y el verano. El fuerte olor del cerumen camuflaba el aroma campestre de esta sala del fondo para las narices no instruidas o ignorantes de estos placeres que no son producto de ninguna marca registrada.
A la citada sala no se podía acceder, sólo observarlas desde la puerta, donde una elegante cuerda negra impedía atravesar incluso al más osado turista. Era una mezcla de exhibición de los años sesenta de algún artista minimalista, y un altar budista en el que el color, a diferencia de la visión de lo sagrado en occidente, puede ser y es llamativo hasta la estridencia.
Es en ese momento de reflexión y de observación intelectiva cuando advierto perturbaciones e irregularidades diminutas sobre la superficie de la película de polen. Puntitos oscuros, ausencias de polen, que seguían un orden lineal gestáltico, una doble fila desde el exterior, desde las paredes, surcaba el desierto mostaza. Una visión aún más divina si cabe; yo, el espectador, ahora era un ser colosal que desde su posición de superioridad, desde su perspectiva extensa divisaba los estela de la circulación de unos seres liliputienses que vagaban por el espacio desmarcado e inabarcable ¿Podría pedirle algo más a esta obra? No.
Las pequeñas anomalías no eran algo buscado por el artista, ya que conozco bien su obra y para nada esto encaja en la concepción de las obras de Laib: detallista, meticuloso, cuidadoso, diligente y perfeccionista. Laib trabaja con elementos naturales, como ya he dicho polen, arroz, leche, cera, etc. y realiza composiciones sencillas, minimalistas, ordenadas que nos remite a un universo místico, con referencias primitivas, telúricas, que apela al contacto con lo infinito, con lo inmaterial, a través de las cosas más mundanas y sencillas. Muy propio teniendo en cuenta que fue educado dentro de la tradición calvinista, aunque actualmente se desenvuelva en círculos new age, místicos orientales o sincréticos.
Citando a Ockham, la solución más verdadera es la más sencilla. Y los causantes de esta violación de sagrado espacio del arte fueron unos pequeños bichos de menos de tres centímetros de largo que en un acto ingenuo, y sin duda instintivo, habían sido atraídos por este Edén dorado. La consecuencia es que los artrópodos habían intervenido la obra de Wolfgang con sus seis milimétricas patitas, dejando constancia, haciendo presente sus pasadas aventuras sobre la pieza contemporánea.
A partir de esta imagen tan agradable, o mejor dicho esta percepción (del todo sinestesia o al menos multisensorial) fue germinado poco a poco con ayuda de una serie de aportaciones conceptuales, desde la filosofía y la sociología, y estéticos que a más adelante mostraré.